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Italia. Es el más antiguo del mundo, pero también uno de los más innovadores: el Jardín Botánico de Padua es un tesoro naturalista embellecido gracias a la investigación continua.
El resultado salta a la vista de todos, hasta el punto de que el Jardín, ahora Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO , con más de 3500 especies, recibe cada año a más de 180 000 visitantes de todo el mundo.
¿Qué es el Jardín Botánico de Padua y dónde se encuentra?
Fundado en 1545, el Jardín, que se encuentra en el centro histórico de Padua, a pocos pasos de Prato della Valle, se dedicaba inicialmente al cultivo de plantas medicinales con las que se elaboraban los llamados semplici, remedios curativos naturales muy utilizados antiguamente. Por esta razón, los jardines botánicos se llamaban jardines de los Semplici.
A lo largo de los siglos, el Jardín Botánico de la Universidad de Padua ha sido objeto de una densa red de relaciones internacionales: su influencia en el ámbito de la investigación ha sido fundamental y ha iniciado un denso intercambio de material científico.
Pieza fundamental en el desarrollo de la historia de la medicina y la ciencia botánica, pero también ejemplo de los cánones estéticos del Renacimiento gracias a la arquitectura de sus jardines, el Jardín Botánico está en constante evolución.
En 2014, inauguró una nueva sección, el Jardín de la Biodiversidad, que entrelaza la botánica y la antropología, contando la historia de la relación entre el hombre y las plantas a lo largo de los siglos, con cinco nuevos invernaderos que muestran cinco biomas diferentes.
Las plantas insectívoras y venenosas se encuentran entre las colecciones más admiradas de la colección: unas 30 especies, en su mayoría de origen exótico, te sorprenderán. También son interesantes las plantas de las colinas Euganeas, junto con las plantas raras de la región del Triveneto, que forman parte de un nuevo espacio dedicado a la naturaleza de la zona.
Historia y datos interesantes del Jardín Botánico de Padua
El Jardín de los Semplici de Padua cuenta con una estructura, concebida por el humanista y científico Daniele Barbaro, sumamente fascinante y casi intacta desde sus orígenes. Además, se encuentra en el mismo lugar en el que se fundó en 1545, en un terreno perteneciente a los monjes benedictinos de Santa Giustina, por resolución del Senado de la República de Venecia el 29 de junio de 1545.
Una resolución histórica con un noble objetivo: acabar con la gran incertidumbre que rodea a la identificación de las plantas utilizadas en las terapias, con el grave riesgo de daños para la salud.
El primer director del jardín, llamado prefecto, fue el inolvidable Luigi Squalermo, conocido como l’Anguillara, que introdujo unas 1800 especies diferentes para ayudar a los estudiantes de medicina a aprender y reconocer las plantas medicinales. La documentación histórica no ha permitido hasta ahora asignar con certeza la autoría del proyecto arquitectónico, pero sabemos que el arquitecto Andrea Moroni, de Bérgamo, participó en la obra.
Entre las plantas que surgieron en el Jardín y que luego se introdujeron en la actual vegetación italiana y europea, destaca el primer ejemplar europeo de acacia (o robinia) de 1662, del que María Teresa de Austria hizo sacar las semillas para introducirlo en Alemania. Enriquecido a lo largo de los años con más y más plantas de todos los rincones del mundo, en la actualidad cuenta con unos 6000 ejemplares.
Por qué el Jardín Botánico de Padua es un sitio de la UNESCO
El de Padua fue inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1997 no solo por ser el jardín botánico más antiguo, sino también porque es testigo de un intercambio de influencias considerable en el ámbito de las ciencias botánicas y constituye un testimonio excepcional de una tradición cultural.
De hecho, como explica la UNESCO, el Jardín Botánico de Padua está en el origen de todos los jardines botánicos del mundo, representando la cuna de la ciencia y el origen de la comprensión de la relación entre naturaleza y cultura. También ha contribuido en gran medida al avance de diversas disciplinas científicas modernas, como la botánica, la medicina, la química, la ecología y la farmacia.
Conocimientos protegidos también en el Herbario, el museo fundado en 1835 que recoge unas 500 000 muestras de plantas secas de todo el mundo, así como algas, hongos, musgos, líquenes, etc.
Qué ver en el Jardín Botánico de Padua: 6 lugares imprescindibles
El Jardín de los Semplici es un destino rico, ideal para entretener a jóvenes y mayores.
Comienza la visita en el Jardín de la Biodiversidad, el espacio que te permite explorar 5 entornos naturales en los que se cultivan las plantas que los habitan: el maquis mediterráneo, las plantas crasas, el invernadero tropical, el entorno de agua dulce con piscinas alimentadas por una fuente termal y la rocalla alpina.
Procura no perderte los grandes protagonistas históricos verdes: la magnolia grandiflora, por ejemplo, es uno de los árboles con una larga historia. Plantada quizás hacia 1786 y considerada la más antigua de Europa, le acompañan la robinia, la primera acacia introducida en Italia y plantada en 1662, y el plátano oriental, introducido en el arboreto en 1680, no lejos de la puerta de acceso.
También increíbles son el imponente y majestuoso ginko biloba, de nada menos que 18 metros de altura y plantado en 1750, y la palmera enana, la más antigua del Jardín, introducida en 1585 y rebautizada como palmera de Goethe porque inspiró al poeta alemán: en una visita a Padua, concibió una teoría sobre la metamorfosis de las plantas.
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