Cuba. Con la mesura y el buen tino que le caracterizan, el doctor Ivanis Ruizcalderón Cabrera describe sus experiencias en el quirófano como un gran aprendizaje. Su familia de casa se complementa con el equipo profesional del Instituto de Oncología y Radiología de Cuba (INOR), donde labora desde 2011. Sabe y domina los adelantos de la ciencia en su especialidad, pero estar en un centro de tanto prestigio dentro y fuera del país es lo que más disfruta.
“Es una institución que cuenta con todos los servicios para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades malignas. La unidad y el enfoque de trabajo de conjunto son la clave de los resultados porque aquí atendemos a pacientes de todo nuestro país y también de otras naciones que llegan buscando oportunidades para la atención a su enfermedad.”, nos relata el Jefe del servicio de Cirugía, un hombre muy modesto y siempre agradecido de las tantas posibilidades encontradas allí en el enfrentamiento a uno de los males más frecuentes en el mundo.
Tal como él lo describe, este hospital cubano tiene un índice de atención diario muy elevado. Consultas, cirugías, tratamientos oncológicos… El ir y venir por todas sus vías de acceso dicen de la cantidad de enfermos y acompañantes, mientras las estadísticas dicen de la calidad de un servicio netamente humano y sensible como lo considera uno de los protagonistas de la asistencia médica al hablar de la parte que le toca:
“Nuestras líneas de trabajo e investigación comprenden las cirugías de cáncer en la región torácica (pulmón, mediastino, pleura y pared torácica), del tracto digestivo superior e inferior, hepatobiliopancreático y retroperitoneales. En su mayoría son casos con diagnóstico de enfermedad maligna localmente avanzada o avanzada, incluso con compromiso a órganos vecinos, donde realizamos recepciones multi viscerales, procesos muy complejos que gracias a las nuevas tecnologías pueden ser más efectivos, explica como quien imparte una clase sobre esa especialidad que tanto ama y defiende.
Habla entonces de términos asociados a los procesos quirúrgicos, como son las terapias previas a una cirugía utilizando quimioterapia y la radioterapia. “Cuando en un inicio necesitamos un control loco regional y sistémico previo a la cirugía”, nos aclara el doctor Ivanis, en tanto cuenta algunas anécdotas con pacientes que han pasado por esas experiencias y posteriormente muchos de ellos logran, incluso, su reinserción social.
Valora altamente que también pacientes de otras nacionalidades se acerquen al hospital por esa causa: “Mediante el Servicio de Atención Médica Internacional nos contactan, envían vía e-mail el resumen de su enfermedad y un equipo multidisciplinario analiza y evalúa la posibilidad real de ofrecerle los servicios oncoespecíficos que pueda requerir”, narra al detalle de cómo está organizado ese proceso del cual hay evidencias muy positivas y un alto grado de satisfacción, según reflejan las memorias dejadas en tinta.
Menciona también las técnicas de mínimo acceso con sus conocidas ventajas en todo el mundo: “Las aplicamos aquí cumpliendo siempre con los principios oncológicos, con mucho éxito en cáncer de pulmón, esófago y colorectal, en etapas tempranas de la enfermedad , estas tienen mucha aceptación por los pacientes aún cuando priorizamos nuestros esfuerzos a aquellos que necesitan de procedimientos de envergadura a través de la cirugía convencional”, refiere con mucha cautela nuestro entrevistado,quien prefiere siempre hablar en plural. Lo repite una y otra vez en el diálogo porque la modestia es uno de sus rasgos característicos y porque se ve parte de un entramado donde todos tienen una función y todos son importantes a su juicio:
“No se puede hablar de los resultados de un grupo quirúrgico sin mencionar el desempeño de nuestros anestesiólogos y de quienes laboran en las unidades de cuidados intensivos, donde prima tanta calidad humana y profesional. Estamos hablando de procedimientos quirúrgicos que pueden durar hasta siete u ocho horas, imagine el esfuerzo que se requiere en la rehabilitación de esos casos”.
Fue en Pinar del Rio, la región más occidental de Cuba, donde el doctor Ivanis se convirtió en especialista de primer grado en Cirugía. No imaginaba entonces que la Oncología sería su posterior inclinación cuando al regresar de misiones médicas en el extranjero le propusieron integrarse al INOR, a sus tantos proyectos, sobre todo a la manera tan especial de asumir un alto compromiso para enfrentar el cáncer, continuar en su plan de formación doctoral y formar nuevas generaciones de cirujanos oncólogos.
Asegura que más que una taza de café, la mágica frase de “gracias doctor”, es el estímulo de cada día a la hora de vestir la talla y regresar una y otra vez al salón de operaciones para hacer todo lo posible por devolver una sonrisa, una cualidad excepcional de quienes se enamoran de las ciencias médicas, amor que comparte en casa con su esposa, también doctora y con el hijo que ya, en el primer año de la carrera de Medicina, ha incorporado los valores de la ética médica.
Llamadas, reuniones y compromisos le ocupan parte de su tiempo, pero asegura que la relación con sus pacientes, fuera y dentro del salón, es lo que más defiende en esas largas jornadas en el hospital, donde las horas se van volando. “Creo que eso se llama amor”.
Fuente: Periódico Digital Centroamericano y del Caribe.