Cada vez más pacientes que consultan por “pene pequeño” y desean cirugías de alargamiento y/o engrosamiento del pene, la mayor parte de ellos no lo necesitan, porque tienen el pene en rango normal, la causa de este pedido es “la falta de educación sexual, consejería, prejuicios culturales de hombres y mujeres, que le dan “un protagonismo exagerado al tamaño de su pene”.
Hace unos años, nuestra amiga periodística y Máster en Sexualidad, Mileyda Menéndez Dávila, escribió un interesante artículo sobre este tema, para la sección Sexo Sentido del diario Juventud Rebelde. “El mejor bisturí es la autoestima” (https://bit.ly/2JJCGTM) lo recomendamos como una excelente propuesta para esclarecer y aprender, sobre el tema, por lo que decidimos revitalizar algunos conceptos, tratados en ese artículo, ya que siguen existiendo hombres preocupados por el tamaño de su “miembro viril”.
La gran mayoría de los hombres que sueñan con una cirugía de alargamiento peneano son jóvenes, con falta de una adecuada educación sexual. Luego la vida les demuestra que faltaba más experiencia que tamaño, y sobre todo escaseaba la seguridad en sí mismos y el buen juicio a la hora de elegir pareja.
Achacamos esta angustia a una inadecuada educación sexual en ambos sexos, sorprende ver los prejuicios que aún genera este asunto y el modo en que las opiniones se contradicen: un joven de 19 años cree que un pene muy grande provoca «infarto cerebral»; algunos ven el tamaño como sinónimo de virilidad y otros asumen que ese es un problema creado por las mujeres.
En Cuba, como en todo el mundo, existe una demanda creciente de cirugías para agrandar el pene, pero en la práctica estas son escasas. Por fortuna, cuando se les explica sus pocas ventajas y muchos inconvenientes, la mayoría de los hombres se les convence de que no hace falta operar, sino «aprender a operar» con el pene y el resto del cuerpo hasta perfeccionar el desempeño sexual. La Sexualidad es muy amplia y el pene, es solo una parte a la cual se le da demasiada importancia.
La intervención quirúrgica no es un proceder para tomar a la ligera, sino una opción para casos bien seleccionados. El aporte real de la cirugía es a lo sumo de uno o dos centímetros más. En cambio, pueden quedar secuelas en el funcionamiento o la estética del pene, aunque, las peores consecuencias son los daños vasculares y de nervios, que afectan la erección.
«Todas las personas deberían saber que la mujer tiene muchas zonas que participan del erotismo. La sensibilidad mayor se encuentra en el “capuchón del clítoris” y en la entrada de la vagina, principalmente en la cara anterior de su tercio externo, donde terminan las raíces de los cuerpos cavernosos del clítoris (coincidiendo con el controversial y mundialmente famoso punto G). Por tanto, no es necesario que el pene sea demasiado largo para que estimule esa área durante el coito con penetración».
La media del pene en erección o elongación máxima del pubis a la parte media del glande en nuestro país, oscila entre los 11 – 15 centímetros, pero los hombres con pene más pequeños pueden perfectamente lograr buena erección, estimular adecuadamente a su pareja y provocar su excitación, lubricación y orgasmo.
Sin embargo, nuestro equipo de trabajo ha atendido a pacientes que desean “hacer crecer su pene para no perder su relación”, y al medirlos resulta que están dentro o por encima de ese promedio. Recuerdo a un caso, que tenía 18 centímetros y aun así quería operarse, porque su pareja “lo veía pequeño”. En tales casos, lo más lógico sería buscar las causas de la insatisfacción en otros aspectos de la pareja.
La medicina debe ser prudente frente a esta problemática y tratar esta problemática en Grupos Multidisciplinarios de Urólogos-Andrólogos y Sexólogos con Especialidad en Salud Mental. La posición de la International Society of Sexual Medicine (ISSM) y de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Sexual (SLAMS) es “no realizar alargamiento peneano en pacientes que no lo necesiten”.
Por el Dr. Ramiro Fragas Valdés. Urólogo – Andrólogo. Máster en Sexualidad.