Una tradición que nació de un milagro

Nicaragua. La erupción del volcán Cerro Negro en 1947 reveló un acontecimiento significativo para los fieles católicos de León, quienes en ese entonces pidieron a la Virgen de la Asunción intercediera ante Dios para detener aquel desastre natural, sucedido el milagro prometieron celebrar año con año la Gritería Chiquita o de “Penitencia” en agradecimiento al favor cumplido.

75 años después, León adoptó esa tradición de manera intrínseca y la ha llenado de cultura viva, alegría y fe, y es hasta el día de hoy, una de las fiestas tradicionales más importantes de la cultura nicaragüense.

Por esa razón cada 14 de agosto, a las 6:00 p. m., cientos de creyentes y visitantes, se dan cita en el atrio de la Basílica Catedral de León, para responder al grito de, ¿Quién causa tanta alegría?” y al unísono contestar ¡La Asunción de María! que este año resonó a viva voz del obispo de la Diócesis de León, monseñor René Sándigo.

La exclamación que es característica de esta solemnidad, fue precedida por el sonido de una sirena, juegos pirotécnicos, toros encuetados y el resonar de tambores acompañados por el baile de Gigantonas y Enanos Cabezones ataviados para aquella fiesta católica que converge con el nica bullanguero que llevamos dentro y que marca el inicio para que devotos y tradicionalistas recorran las calles de los barrios de León buscando la anhelada “gorra” o brindis.

En su homilía previa a la celebración, monseñor Sándigo refirió lo siguiente:
“La virgen escucha la voz de aquel pastor monseñor Isidro Augusto Oviedo, la voz de aquel pueblo que temeroso aclama a la virgen y delante de esa imagen le hacen el voto, el compromiso de rezarle el rosario en este hermoso templo, y así se ha hecho durante 75 años… y escuchó la virgen la promesa de este pueblo, que en voz del pastor, dijo que celebraría año con año una gritería penitencial, que ha adquirido diversos nombres, de modo que terminada la misa con el grito como apertura, no es sino cumplir un deber de fe”

En familia, entre amigos, niños, jóvenes, adultos, visitantes de otras ciudades y nicaragüenses que viven fuera de Nicaragua, recorrieron las calles de los barrios de León, buscando el brindis y tomando fotografías a los coloridos altares, varios de estos acompañados de música de chicheros entonando cantos marianos.

Adriana Alarcón, nicaragüense radicada en San Francisco, Estados Unidos, junto a su familia llegó hasta la Plaza Parque Juan José Quezada a disfrutar de la Gritería Chiquita.

“Es mi primera vez y me parece alegre, me encanta, voy a volver a venir y es bien bonito como la cultura no se pierde” agregó.

Para los fieles como Ericka Baltodano, habitante de León, la Gritería Chiquita engalana esta ciudad de occidente con el amor hacia la virgen Asunción de María y menciona que, “son 75 años de tradición, fe y amor a María santísima, León ha sido la ciudad mariana por excelencia y León está feliz y en tranquilidad y esa es la base fundamental de un pueblo”.

José Luis Somoza, del barrio leonés San Felipe y devoto a esta tradición, recibió con filarmónicos a centenares de personas que llegaron hasta su altar a venerar la imagen de la virgen de la Asunción.

“A como decía nuestro obispo, desde la puerta central de catedral hasta el rinconcito más pequeño nos hemos motivado como todos los años, cumpliéndole a la virgen, 75 años de devoción, de amor por haber cesado esa furia del Cerro Negro, como católico nos enaltece, es una algarabía de emociones porque no podemos agradecerle de otra forma, más que compartiendo lo que Dios nos ha dado” compartió.

La Gritería Chiquita se ha extendido a diferentes partes de Nicaragua, como es el caso de Chinandega, donde también la población acudió a los diferentes lugares que prepararon altares para cantarle con alegría a la Purísima, Asunción de María.

Fuente: Intur.

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