Cuba. Como un auténtico martiano su día a día reprueba que decir mujer sana es decir mujer bella, una máxima que, junto a su equipo de Ginecología en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), en la Habana, hace cátedra en la atención a pacientes nacionales y extranjeros que llegan allí remitidos con el padecimiento de algún tipo de cáncer y en busca de la calidad de vida para sobrevivirlo, de ser posible.
Es el doctor Lester Lara Acosta, un profesional de la ciencia cubana, que no depara en sí mismo, sino que atribuye el prestigio y los resultados de la institución donde labora hace 10 años al trabajo en equipo, a tomar decisiones colectivas ante cada caso que llega a los servicios de ginecología oncológica.
Las cirugías laparoscópica, de máximo esfuerzo y de vulvectomía radical suelen ser los procedimientos más frecuentes, ya sea por vía abdominal, laparoscópica o vaginal, pero la familiaridad médico paciente asegura es la herramienta fundamental de los seis especialistas del staff que lidera desde hace un año,
“Por sus tantos beneficios el abordaje laparaoscópico se ha ido consolidando, sobre todo en el cáncer de útero, de cuello uterino y en la toma de muestras para biopsia de tumores avanzados de ovario. Somos únicos en llevar a cabo la experiencia en el país y en aplicar el procedimiento mínimamente invasivo para casos de obesidad mórbida, considerados cuando el índice de masa corporal es ≥45 kg/m2 o cuando superior las 300 libras de peso. Estamos entre las dos instituciones de América Latina que lo practican con mucho éxito y sorprendentes resultados, porque en la medida que los pacientes se recuperan más rápido, pueden iniciar los tratamientos oncológicos y “ganar tiempo” como decimos en el enfrentamiento a flagelos como el cáncer”, explica con la seguridad de un conocedor y estudioso constante acerca de estos temas.
“Las cirugías de máximo esfuerzo con abordaje laparotómico para extraer tumores de ovario en cirugía primaria y cirugía de intervalo con gran complejidad es para este grupo de expertos otro camino a seguir –continúa el también profesor, investigador y Máster en una materia que le apasiona- cuando la opción es hacer una vulvectomía radical con linfaadenectomía bilateral inguinal ante el cáncer de vulva. Es un procedimiento que consiste en extirpar el tumor y los ganglios en esa región”.
Refleja en su mirada una gran vocación por el tema y con el desenfado de un artífice de la comunicación. Por demás estamos ante un médico con su a,b,c bien definido: conocimiento, ética y humanismo. Por eso el diálogo versa hacia ese trato día a día a los pacientes: “Desde la primera consulta establecemos una relación cordial y profesional a la vez. Llegan abatidos por padecer la enfermedad, por tanto, aunque le proporcionemos un servicio de calidad, lo primero es darle confianza, fuerzas para afrontar con optimismo cada etapa del proceso que ya queda de por vida. Nunca se debe dejar desvalido a un paciente oncológico. Hoy gracias a la tecnología hasta por teléfono nos consultan, nos piden consejos y en ese largo camino que recorremos juntos se establece una especie de familiaridad increíble”, dice algo emocionado.
Lo explica con el orgullo de formar parte de una institución reconocida en el mundo, donde los criterios de inscripción son evaluados a través de consultas de clasificación, se aceptan las remisiones nacionales y extranjeras con diagnóstico de adenocarcinomas de endometrio de alto grado, tumores de ovario avanzados, los cáncer de Cervix con criterios de histertomía radical y cáncer de vulva donde las largas horas en el salón de operaciones significan luz y esperanza.
“El Instituto ofrece todos los servicios necesarios, incluyendo las terapias indicadas antes o después de la cirugía, según establecen los protocolos”, agrega más adelante. Todo concebido para reflejar la prioridad de la atención al cáncer en el sistema de salud cubano. Lo denotan sus palabras y las tantas anécdotas que cuenta sobre esa red de amigos de Cuba y del mundo que tienen los profesionales de la salud como el doctor Lester, siempre dispuestos y atentos para asistirlos.
“Incluso fuera del hospital siempre hay uno ojo que te ve, te saluda con esa palabra mágica: -doctor!! que siempre estremece y, aunque estés en pleno disfrute, alguien dice de ponto: ´Tengo algo´ y el tema medicina se roba el show. Porque el médico nunca descansa, imposible pasar inadvertido por mucho que te quieras ocultar. Y aunque parezca masoquismo, cuando no sucede así, uno lo extraña”. asiente con una sonrisa algo conformista. Creció en ese ambiente pues cuenta que en su familia casi todos tienen algo que ver con la salud pública y para rematar se casó con una doctora que es su bastón número uno en la profesión y al parecer también en la casa, al menos en la cocina.
Para este docente natural de Camagúey, conocida mundialmente como la Ciudad de los Tinajones, formar el relevo en Ginecología Oncológica a residentes y diplomantes implica mucha exigencia y saber inculcar ese amor infinito por una especialidad donde superación y humanismo tienen que ir a la par. El aula fundamental es la sala llena de pacientes, todos a la espera de una recuperación, o al menos de una mejoría. También alumnos de otras naciones han llevado esas lecciones en su mochila y para el profe Lester parece ser otra de sus pasiones saber enseñar bien. “Seguro no, segurísimo”, dijo muy correcto presto a volver a consulta.
Fuente: Realidad Turística.