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México. En 2025, Yucatán se posiciona como uno de los destinos más dinámicos de México, con cifras récord en turismo y una proyección internacional sin precedentes. Sin embargo, detrás del éxito económico, persisten retos urgentes para preservar su patrimonio cultural y ambiental.
El estado registró un aumento del 7.8% en visitantes con pernocta durante febrero de 2025, comparado con el mismo mes del año anterior. Mérida, su capital, lidera con una ocupación hotelera del 63.3%, respaldada por una oferta de 17,137 habitaciones** y una inversión privada que supera los 45 mil millones de pesos en la última década.


La conectividad también juega un papel clave: el Aeropuerto Internacional de Mérida amplió sus rutas a 14 nacionales y 9 internacionales, mientras que el arribo de cruceros creció un 104.3% en febrero, consolidando a Progreso como puerto estratégico. Eventos como el Tianguis Turístico y la Cumbre de Premios Nobel de la Paz han reforzado su imagen global.
A pesar del crecimiento masivo, sitios arqueológicos y museos enfrentan una caída alarmante. Durante julio y agosto de 2024, registraron 16.4% menos visitantes que en 2023, el peor dato en años. Chichén Itzá, aunque sigue siendo el más visitado con 181,729 personas en agosto, muestra una tendencia a la baja.
Expertos señalan que el enfoque en el turismo de sol y playa, junto con la falta de promoción integral, ha relegado la riqueza histórica. Como respuesta, el gobierno impulsa proyectos como el Gran Museo de Chichén Itzá y el Santuario de Vida Tsukán, integrando ecoturismo y comunidades mayas.
Yucatán es el primer estado mexicano en unirse a la Red Internacional de Observatorios de Turismo Sostenible (INSTO), monitoreando indicadores como el manejo de residuos y la equidad social. La campaña «365 Sabores» busca rescatar tradiciones gastronómicas, ofreciendo experiencias diarias en mercados locales y haciendas históricas.
Además, los 7 Pueblos Mágicos (incluyendo Valladolid y Sisal) diversifican la oferta con turismo rural, mientras el Tren Maya promete conectar zonas remotas, aunque su impacto real aún está por evaluarse.
El turismo generó $14,034.34 millones de pesos en los primeros meses de 2025, con un efecto visible en Semana Santa: playas como Progreso recibieron más de 10,000 visitantes en un día. No obstante, el crecimiento acelerado ha derivado en gentrificación en Mérida, desplazando a residentes por alza de precios en vivienda y servicios.


Iniciativas como las Aldeas Mayas proponen un turismo regenerativo, donde los viajeros participan en actividades ancestrales, desde la siembra de milpa hasta la elaboración de artesanías. Estos proyectos, junto con políticas públicas más inclusivas, podrían ser la clave para proteger la identidad yucateca.
Yucatán vive una encrucijada: su éxito turístico es innegable, pero su desafío en 2025 y más allá será evitar que el crecimiento masivo eclipse su esencia cultural. La apuesta por la sostenibilidad y la participación comunitaria no son solo una opción, sino una necesidad para preservar el alma de la península.
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